La narcolepsia es un trastorno que se caracteriza por tendencias del sueño anormales en las que se incluye una excesiva somnolencia durante el día, la alteración del sueño nocturno y manifestaciones alteradas de la fase REM del sueño. La narcolepsia también se caracteriza por las alucinaciones durante el periodo de sueño-vigilia.
Los científicos no han logrado aún determinar cuáles son las causas de este trastorno, sin embargo se ha mencionado que la menstruación, el estrés, los cambios súbitos del ritmo vigilia-sueño, algunas infecciones como la mononucleosis infecciosa y los traumatismos craneales podrían ser algunos de los desencadenantes de esta enfermedad. Asimismo, se trata de una enfermedad familiar, de probable origen genético. Los síntomas suelen iniciarse en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta, sin que exista enfermedad previa, y persisten durante toda la vida Una persona con narcolepsia puede tener una crisis de sueño en cualquier momento y el deseo de dormir sólo podrá resistirlo temporalmente. La persona despierta del sueño narcoléptico con igual facilidad que del sueño normal. Pueden producirse una o varias crisis al día y es habitual que cada una de ellas se prolongue durante una hora o menos. Es más probable que las crisis se presenten en situaciones monótonas como las reuniones aburridas o la conducción prolongada por autopistas. La persona puede sentirse bien al despertarse y, sin embargo, puede volver a dormirse a los pocos minutos.
La persona afectada de narcolepsia puede manifestar una parálisis momentánea sin pérdida de la consciencia (un trastorno denominado cataplejía) en respuesta a reacciones emocionales bruscas, como sentimientos de enfado, temor, alegría, gozo, o sorpresa. Dicha persona puede experimentar una debilidad en las extremidades, puede soltar lo que esté sosteniendo en las manos o puede caerse. También pueden producirse episodios esporádicos de parálisis del sueño en los que, al quedarse dormida, o inmediatamente después de despertarse, la persona quiere moverse pero es incapaz de hacerlo. Estos episodios suelen asociarse a un gran sentimiento de terror. Pueden producirse alucinaciones vívidas en que la persona tiene ilusiones visuales o auditivas, al inicio del sueño o, con menor frecuencia, al despertar. Las alucinaciones son semejantes a las de los sueños normales, pero más intensas. Sólo un 10 por ciento de los afectados de narcolepsia manifiesta todos estos síntomas; la mayoría experimenta tan sólo algunos.
Esta enfermedad afecta a una de cada 2.000 personas y aparece tanto en hombres como en mujeres. Se caracteriza por la aparición de somnolencia crónica diurna excesiva, comparable e incluso superior a la del que sufre apnea del sueño severa. Suele aparecer en la segunda o tercera década de la vida y acompañarse de crisis de cataplejia que pueden confundirse con epilepsia.
Características de los episodios
Estos ataques pueden aparecer en cualquier momento y en cualquier lugar. Por ello, a las personas que sufren narcolepsia no se les recomienda que realicen viajes largos, que desempeñen trabajos en los que utilicen máquinas peligrosas y que procuren descansar durante cortos periodos al día, así como dormir la siesta. Asimismo, los estadios de sueño pueden durar minutos o, incluso, una hora, dependiendo de si la postura es cómoda o no. Posteriormente al ataque el individuo se levanta descansado hasta que le sobreviene otro.
Por otra parte, si la persona desempeña actividades monótonas como leer, ver la televisión, ir en autobús, escuchar música o después de una comida copiosa los ataques se repiten de modo más frecuente. La risa prolongada también puede provocar un nuevo episodio. Otro de los componentes de la narcolepsia es la parálisis del sueño que consiste en episodios transitorios en los que la persona pierde la capacidad para moverse o hablar y generalmente ocurren durante el periodo de transición entre la vigilia y el sueño.
Como el paciente no puede mover las extremidades ni abrir los ojos, le provoca mucha ansiedad y miedo. Sin embargo, aunque estos episodios pueden durar hasta diez minutos, terminan espontáneamente. Si además, a la parálisis del sueño se unen alucinaciones hipnagónicas, que son experiencias perceptivas vívidas y que suelen ocurrir al inicio del sueño, la sensación de miedo y ansiedad se intensifica. Durante estas alucinaciones se tiene la impresión real de que algo o alguien están presentes y pueden ser de tipo visual, táctil, motora o auditiva.
NARCOLEPSIA
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