SENTIDOS QUÌMICOS (Bear, Connors & Paradiso, 1996)
Nuestros dos sentidos químicos son el gusto y el olfato, ambos tienen en común la detección de moléculas químicas en nuestro entorno. El gusto y el olfato están fuertemente interrelacionados y en conexión directa con necesidades básicas de nuestro organismo, incluyendo a la conducta sexual y ciertas formas de memoria.
Son aquellos sentidos, que para que se pueda percibir el estímulo, tiene que existir una reacción química entre las moléculas del estímulo y los receptores (células gustativas). Los receptores de este sentido, son denominados quimiorreceptores. En esta clasificación de los sentidos, podemos encontrar al gusto, el olfato y la sensibilidad química común.
En los sentidos químicos, la transducción de los estímulos, conlleva a la activación de los receptores de membrana que desencadenan un segundo mensaje intracelular.
Sensibilidad Química Común
Los receptores químicos indiferenciados están más ampliamente distribuidos en el organismo que los restantes receptores químicos, el principal problema que se presenta en la práctica es distinguir de los de presión y dolor, cuya distribución a lo largo del cuerpo también es profusa.
Receptores: Las terminaciones nerviosas libres en relación con las células epitetailes integran a los receptores de dolor y de temperatura como a los químicos. Pero aunque a simple vista no se puede encontrar distinciones entre ellos, con toda probabilidad los receptores químicos guardan ciertas diferencias con respecto a los de dolor y temperatura.
Vías Nerviosas: Los receptores químicos indiferenciados están ampliamente distribuidos por todo el cuerpo. En especial en las superficies húmedas, tales como las de la garganta y la boca. Están inervados por fibras procedentes de varios nervios craneales y espinales. Parece que estos no tengan ninguna representación especial en el sistema nervioso central por intermedio de vías y centros.
Estímulos Apropiados: Las estimulación más idónea es la que se verifica por medio de ácidos, álcalis o sales en solución diluida, cualquier sustancia susceptible de ionizarse bien y que tienda a deshidratar los tejidos.
ANOSMIA (salud)
La anosmia es la pérdida total del sentido del olfato (a: sin, nosmia: olor), señala Óscar Terraza, miembro de la Asociación Americana de Otorrinolaringología.
En la actualidad existen tres tipos de este padecimiento: la primera es la anosmia congénita, que se determina al momento de nacer porque no se desarrollan las fibras olfatorias (el nervio que contiene los receptores del olfato); la anosmia traumática, que sucede cuando la persona sufre algún golpe cerebral y le causa la falta del sentido, y, por último, la inflamatoria, que es causada por cualquier proceso inflamatorio de la nariz como la sinusitis o rinitis.
Tanto la congénita como la traumática son padecimientos incurables, ya que las fibras del nervio olfativo se separan a la altura de la placa cribiforme (el hueso en la base del cráneo que separa el espacio intercraneal de la cavidad nasal); sin embargo, la anosmia inflamatoria puede ser curada al momento de sanar las enfermedades antes mencionadas o con cirugía.
En la actualidad existen tres tipos de este padecimiento: la primera es la anosmia congénita, que se determina al momento de nacer porque no se desarrollan las fibras olfatorias (el nervio que contiene los receptores del olfato); la anosmia traumática, que sucede cuando la persona sufre algún golpe cerebral y le causa la falta del sentido, y, por último, la inflamatoria, que es causada por cualquier proceso inflamatorio de la nariz como la sinusitis o rinitis.
Tanto la congénita como la traumática son padecimientos incurables, ya que las fibras del nervio olfativo se separan a la altura de la placa cribiforme (el hueso en la base del cráneo que separa el espacio intercraneal de la cavidad nasal); sin embargo, la anosmia inflamatoria puede ser curada al momento de sanar las enfermedades antes mencionadas o con cirugía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario